domingo, 13 de junio de 2010

Prismas para evitar el atropello de animales


Prisma
Nunca había caído en la utilidad de los prismas para mejorar la seguridad vial. Un prisma es un cuerpo geométrico que tiene la capacidad de dirigir un haz de luz a otro lugar (reflexión, refracción o descomposición). Esa característica los hace idóneos para las carreteras de montaña que tiene animales cerca.
Imaginemos esta situación. Circulamos por una carretera que atraviesa una zona con fauna, con los faros encendidos. Al llegar a la altura de un prisma, convenientemente colocado en un poste lateral, incide la luz del faro en él, reflejándolo bosque adentro, “iluminando” zonas ajenas a la carretera.
La reacción de los animales al ver la luz de los faros suele ser de quedarse bloqueados o asustarlos. Si se quedan asustados o bloqueados lejos de la carretera, se reduce mucho el riesgo de accidente, pero especialmente de noche. De día solo son efectivos con el uso de luces 24 horas o pilotos LED.

Curva peligrosa
La Comunidad de Madrid ha colocado ya 2.000 prismas en carreteras de la Sierra del Rincón y de la Sierra de Guadarrama, durante 27 kilómetros. Se colocan estratégicamente donde los animales tienen más tendencia de cruzar, para proteger tanto a los animales como a los conductores y sus ocupantes.
Podemos citar carreteras como la M-604, M-600, M-102, M-325, M-537, M-139, M-130, M-133, M-137 y M-141. Todas estas carreteras son de ámbito autonómico, dependientes de la Comunidad de Madrid. Con prismas o sin ellos, es muy recomendable llevar las luces puestas en carreteras de este tipo, y bueno, de cualquier otro también.
También se han pensado otras medidas para evitar el libre albedrío de la fauna, como pasos inferiores a las carreteras o pasos canadienses (los animales no los cruzan por miedo, aunque un coche o un humano pasa perfectamente). Estas medidas parece no tener un impacto negativo en la fauna, no más que la propia carretera.
Animales sueltosCabe preguntarse si estos prismas podrían confundir a otro conductor, que venga en sentido contrario, y se lleve un buen susto. No he conseguido una imagen de estos prismas, pero debo entender que algo tan trivial se ha resuelto anticipadamente.
Las carreteras de montaña, como son poco transitadas, pueden suponer un buen lugar para practicar conducción deportiva con un nivel de riesgo aceptable, pero ¡cuidado! Un exceso de confianza puede salir muy caro, ya sea contra un animal o contra otro conductor, igualmente confiado o ajeno a todo.
Aunque no veamos una señal que nos advierta de la presencia de animales sueltos, ya sean domesticados o salvajes, hay que extremar la prudencia, especialmente en zonas que no conozcamos, y llevar las luces de cruce encendidas aunque haga un espléndido sol.
En cuanto a la velocidad, es importante respetar las limitaciones de la zona, pero ante todo, sentido común, hay que minimizar riesgos y calcular un margen para poder detenernos ante un imprevisto o realizar una eventual esquiva. El factor azar debe reducirse en la medida de lo posible.
Fotografía | freebird_71 (II)
Fuente | La información

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